Dar vida a otro
En el libro de Saint-Exupéry, el Principito dice que se es responsable de quien se ha domesticado. Uno se vuelve responsable del corazón que se ha despertado, pero todavía más de ese pequeño corazón que se ha procreado. Comunicar la vida es una de las necesidades más profundas de todo ser viviente. Desde el origen del mundo, la vida engendra vida. Ocultas en cada flor, en cada fruto, en cada legumbre, en cada árbol descansan las semillas que darán lugar a miles y miles de nuevas flores, frutos, legumbres o árboles. Aristóteles decía que los seres vivos participan de la eternidad, no individualmente, sino a través de la permanencia de la especie y de su capacidad de dar vida a otro ser semejante.
Jean Vanier , Cada persona es una historia sagrada, P 114
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