Los hijos

En las sociedades más ricas existe un cierto temor a dar vida. Los
padres se paran a menudo en las dificultades económicas; los dos
trabajan y la madre se cansa; muchas veces no encuentran una vivienda
adecuada. Se ve al hijo como una riqueza, pero también como una
incomodidad y un peso económico. Yo me pregunto, de todas formas, si
no hay algo más tras la caída del índice de natalidad en nuestras
sociedades más acomodadas. En las comunidades de El Arca que hay por
todo el mundo, hay muchas parejas comprometidas. Reciben sueldos mucho
más bajos y tienen a menudo tres, cuatro o cinco hijos. ¿No será
porque han encontrado en la vida comunitaria de El Arca una esperanza?
No tienen miedo a traer niños al mundo.

Jean Vanier, Cada persona es una historia sagrada, P 115

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