El corazón, el corazón metafísico, raíz y base de toda relación, es lo más profundo que hay en nosotros. Es mi corazón el que se une a otro corazón, el que me llama a salir de un grupo cerrado y fijo, fuente de marginación, para conducirme al encuentro con los demás, para amarles tal y como son, con sus diferencias.
(...) Cuando hablo del corazón, no me refiero a emociones vagas, sino al fondo de nuestro ser, a ese lugar íntimo donde siempre podemos ser más verdaderos y más capaces de amar, más fieles y llenos de vida. Nuestros corazones pueden llegar a ser de piedra o convertirse en corazones de carne. Tenemos que encontrar lo que los alimenta y da fuerzas, con el fin de poder ser más sensibles con los demás, con sus necesidades, su grito, su sufrimiento, su ternura y sus dones.
"Escritos Esenciales de Jean Vanier", P 137
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