Recuerdo lo que sucedió el 6 de agosto de 1945. Me encontraba en la Marina y aún me acuerdo de las imágenes del increíble hongo que se elevó sobre Hiroshima y, tres días después, sobre Nagasaki. En aquel momento tomamos clara conciencia de la capacidad de la humanidad para autodestruirse. No hace mucho tiempo viajé a Japón y aproveché la oportunidad para visitar el Memorial de la Paz de Hiroshima, que en realidad es un monumento conmemorativo de la guerra. Vi las imágenes de la devastación causada por una bomba que mató a más de cien mil personas. Pienso que la humanidad es hoy consciente de que con treinta mil misiles y cabezas nucleares podemos destruir toda la vida sobre la tierra.
Por eso, pienso que la lección fundamental que se debe dar a los seres humanos es cómo llegar a ser hombres y mujeres de paz, de forma que puedan convertirse en hombres y mujeres de esperanza.
"Escritos Esenciales de Jean Vanier", p 63
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