No es lo mismo

No es lo mismo escuchar una palabra viva que brota del corazón de alguien que leer el mismo mensaje de un libro. Cuando se escucha a una persona, es una vida y un espíritu los que se comunican. Dios se sirve de esta palabra viva para dar la vida. 
Los que anuncian la palabra deben recordar que no están llamados a dar buenas ideas sino a comunicar la vida y revelar la comunión. 
Se dice a veces que para las personas con una deficiencia habría que reemplazar la palabra por la música, las imágenes y los mimos. Es cierto que muchos no comprenden las ideas abstractas, pero son sensibles al idioma del amor que brota del corazón. Me impresiona ver sus rostros tan atentos cuando escuchan al padre Thomas en la Eucaristía. 
La palabra puede convertirse verdaderamente en un sacramento que transmite la luz y la presencia de Jesús. Didier, deficiente mental profundo, me decía: "Cuando el padre Gilbert hablaba, mi corazón estaba ardiendo".

Jean Vanier, La Comunidad, p190
 

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