Algo que falta

Pasé ocho años en la Marina, la cual amé. Me encantaban los viajes, el mar y los barcos. Pero de algún modo sentía que me estaba faltando algo. Yo estaba en un camino, buscándole un significado a la vida, a mi vida. ¿Qué es lo que quería hacer con mi vida?
Entonces dejé la Marina, busqué un lugar a donde ir, y conocí un sacerdote que era un hombre santo. Si alguna vez en sus vidas encuentran una persona santa, quédense cerca porque no crecen de todos los árboles. Ese sacerdote era una persona cercana a Dios. Era el capellán de una pequeña institución para personas con discapacidades intelectuales. Yo estaba enseñando en St. Mike's en Toronto y él sugirió que yo fuera y conociera a la gente de allí. Descubrí un sentido que era llevarme a las personas de las instituciones, llevarme a las personas que estuvieran siendo maltratadas, empezar a vivir con ellos y celebrar la vida, ¡divertirnos!

Jean Vanier, Charla inédita con estudiantes, Junio 2007

La humillación

¿Con cuánta frecuencia hablamos sólo para herir al adversario, para hacerle daño, difamarlo, ridiculizarlo? ¿Acaso no estamos deseando aprovecharnos de cualaquier oportunidad para humillar? El poder que se obtiene humillando a otros, y no a través de la irradiación de nuestra bondad, sabiduría y previsión personal, conlleva las semillas de su propia destrucción.

 

Jean Vanier - "Eruption to hope" (Erupción a la esperanza), citado en Escritos Esenciales P 70

Cinco actitudes frente a la discapacidad

Jean Vanier observa cinco actitudes diferentes en las sociedades occidentales hacia las personas con discapacidades intelectuales. 
La primera consiste en ver la discapacidad como una señal de desorden que se ha de suprimir. 
"Esta actitud persiste hoy, como vemos en los altos índices de aborto selectivo de niños no nacidos que han sido diagnosticados con una discapacidad. Por ejemplo, ahora en Francia es muy difícil que las mujeres decidan seguir adelante con el embarazo de un feto con síndrome de Down debido a la presión que ejercen sobre ellas los médicos para que aborte" (JV- Conferencia inédita)
La segunda se ve con frecuencia: esta "actitud calificada como caritativa se caracteriza por la lástima y quienes cuidan de los pobres son considerados santos por la gente en general". 
La tercera actitud es la que adoptan las personas y los profesionales que reconocen con respeto y compasión que las personas con discapacidades son "realmente seres humanos que pueden crecer y progresar". El resultado es un cuidado competente y atento, escuelas integradas, oportunidades de trabajo y una vida independiente. 
Vanier sugiere una cuarta actitud, menos común, que "ha surgido de la tercera": consiste en caer en la cuenta de que "cuando te relacionas con personas con discapacidades puede suceder algo bueno". Puede brotar la comunión y se puede disfrutar de una amistad auténtica e incluso transformadora.
Vanier elije con cuidado sus palabras para describir la quinta actitud: "Algunos descubren que las personas con discapacidades pueden llevarlos hacia Dios. Son un camino que conduce hacia una experiencia de Dios. Las personas con discapacidades son necesarias para la totalidad del cuerpo, de la humanidad". Este proceso, aclara Vanier rápidamente, "humaniza la discapacidad, no la espiritualiza". 

 Carolyn Whitney-Brown, "Escritos Esenciales de Jean Vanier" P 49

 

Celebrar

Definitivamente, los festejos cumplen un rol para ayudar a las personas a aceptar los sufrimientos del día a día ofreciéndoles la posibilidad de relajarse y dejarse llevar. Mirarlos sólo como una forma de escapismo es no entender la naturaleza humana. Nuestro corazón humano necesita ir más allá de las limitaciones y frustraciones diarias del trabajo. Tenemos sed de una felicidad que parece inalcanzable en la tierra. Anhelamos lo infinito, lo universal, lo eterno -algo que nos de un sentido a la vida y sus fastidiosas rutinas diarias-. Una fiesta  es un signo del reino de los cielos.  Simboliza nuestras más profundas aspiraciones,  una experiencia de comunión total.

                                                                                 Jean Vanier, La Comunidad p. 314

Un tiempo de amistad

La adolescencia es un tiempo de amistad. Los amigos construyen un puente entre la calidez y la protección de la familia, y la nueva y aún no seleccionada tierra en la cual echarán sus raíces. La amistad es preciosa. Abre el corazón, da seguridad y permite que la gente tome riesgos. 

 

Jean Vanier - Cada persona es una historia sagrada, P 96

Celebrar en familia

¡Es tan importante para una familia celebrar todos juntos!
Es muy importante para los niños reír, jugar y cantar con sus padres y verlos felices de estar juntos.
 

                                                                                              - Jean Vanier, La Comunidad p.315.

No es lo mismo

No es lo mismo escuchar una palabra viva que brota del corazón de alguien que leer el mismo mensaje de un libro. Cuando se escucha a una persona, es una vida y un espíritu los que se comunican. Dios se sirve de esta palabra viva para dar la vida. 
Los que anuncian la palabra deben recordar que no están llamados a dar buenas ideas sino a comunicar la vida y revelar la comunión. 
Se dice a veces que para las personas con una deficiencia habría que reemplazar la palabra por la música, las imágenes y los mimos. Es cierto que muchos no comprenden las ideas abstractas, pero son sensibles al idioma del amor que brota del corazón. Me impresiona ver sus rostros tan atentos cuando escuchan al padre Thomas en la Eucaristía. 
La palabra puede convertirse verdaderamente en un sacramento que transmite la luz y la presencia de Jesús. Didier, deficiente mental profundo, me decía: "Cuando el padre Gilbert hablaba, mi corazón estaba ardiendo".

Jean Vanier, La Comunidad, p190
 

Los primeros tiempos en una comunidad

Para los que han estado viviendo solos, el primer mes en una comunidad es generalmente eufórico.  Todos los que les rodean les parecen santos; todos tienen un aspecto feliz. Luego, al segundo mes, todos ellos son unos demonios. Tienen motivaciones ambiguas, todos son más o menos hipócritas, y tan glotones que se eligen precisamente la porción de carne que a mí me apetecía. Cuando tengo ganas de estar en silencio, hablan y cuando me apetece hablar, me cortan la palabra con la mirada. ¡Es una conspiración!
Al tercer mes, no son ni santos ni demonios. Son unas personas que se han juntado para luchar y amar juntas. No son ni perfectos ni imperfectos. Son como todo el mundo, una mezcla de ambas cosas. Están creciendo, lo cual quiere decir que el bien está en el crecimiento, y que el mal es lo que impide crecer. (Desgraciadamente, para algunos el "segundo mes"es tan fuerte que abandonan).
Esta es la realidad. Debemos aceptar que el crecimiento nos lleva del egoísmo al amor, de "la comunidad para mí" al "yo para la comunidad"; es un camino largo y a veces árduo, empedrado de alegrías y sufrimientos.  Un camino que empieza aceptando nuestras diferencias y aprendiendo a conocernos unos a otros. ¿Qué es lo que proporciona paz a un determinado miembro de la comunidad? ¿Qué es lo que le levanta el ánimo? ¿Qué es lo que le hiere? ¿Qué es lo que le sosiega? ¿Qué es lo que le irrita?  Todo es importante cuando vivís con alguien (...). Debemos ser sensibles a lo que necesita el otro. Ahí empieza la comunidad. Y muchas veces con pequeños detalles manifestamos que los demás son importantes: acordarse del cumpleaños, del día del santo, servir bien la mesa y barrer, arreglar las flores... Todo puede transformarse de ley, a comunión y  don, puesto que una comunidad empieza por las cosas materiales. 

 

Jean Vanier, No temas amar, p 66
 

Animarse al compromiso con el otro

Las personas notan cuando un pastor se preocupa por ellas. Si algunos padres sacrifican una promosión profesional para estar más presentes en el hogar, lo notan sus hijos. Las ovejas notan si el pastor está comprometido con todos, o solo con uno o dos "interesantes". Ciertos profesores se ocupan más de unos pocos alumnos aparentemente más inteligentes, y no se interesan por los humildes, por los cojos, por los que están heridos y por los que sufren, que en realidad les necesitan más que los otros.

El buen pastor también llama a su rebaño a la libertad, de modo que cada uno descubra su carácter único, su creatividad, su compromiso. En ocasiones esto puede asustar, porque la gente puede dispararse en todas las direcciones. Pero cuando se entra en una clase y todo está en orden, o en un dormitorio y todo está impecable, sin que haya nada en el suelo ni en la pared, hay algo que no marcha. Los hombres no son ordenados por naturaleza. Tienen sed de creatividad y de libertad. Quizás necesitan que haya un poco de desorden. No son máquinas de sacar brillo para que se "felicite al pastor" (...).

Recuerdo a una mujer que tenía un hijo de quince años con grande deficiencias físicas. Durante toda su vida le había lavado, le daba de comer y cuidaba de  él. Un padre de la parroquia fue a visitarla y le dijo: "Esta es la cruz que debe usted llevar. Yo rezaré por usted". Pero no volvió nunca a ofrecerse a ayudar a la madre, para que ella pudiera descansar siquiera una vez, al cabo de treinta años. Hubiera hecho mejor no diciendo nada, o simplemente llorando con su madre, para hacerle experimentar su compasión y que se sintiera comprendida. 
Solamente Jesús puede curarnos de nuestro egoísmo y darnos fuerza, amor, paciencia, ternura, comprensión y capacidad para escuchar a las personas heridas. Sólo Él puede enseñarnos a ser buenos pastores. Solo Él puede transformar nuestros corazones de carne, para que no nos asuste decir: "Ustedes son mi pueblo, los amo y me comprometo con ustedes".


Jean Vanier - No temas amar. P 62

Estar a disposición

Amar al propio "rebaño" no es atracarle de golosinas. Es estar diespuesto a sacrificar la propia reputación y a sacrificarse a sí mismo. Es comprometerse con él, y no esconderse tras de una ley o bajo cualquier pretexto para esquivar el compromiso.
El "rebaño" nota muy pronto si alguien se entrega a él de verdad; si está abierto y dispuesto siempre a escuchar. Un pastor que no permite a sus ovejas llamar a su puerta más que de dos a cuatro, del  martes al viernes, no es un buen pastor. La gente vendrá el sábado, entre la medianoche y la una de la madrugada. Siempre vendrán cuando uno no quisiera que viniesen, cuando uno está ocupado o en medio de la noche; porque es que lo están pasando mal; y vendrán, si saben que el pastor siente una honda preocupación por ellos y por sus necesidades. El buen pastor está siempre a disposición de recibirles; abierto siempre porque siente inquietud por sus ovejas, y dispuesto a dar su vida. El buen pastor no tiene vacaciones; cuando descansa, sostiene a su pueblo. 

Jean Vanier, "No temas amar", p 59

El conocimiento que nos falta

Nuestro mundo moderno tiene un poder y unos conocimientos fantásticos. El hombre ha conquistado la luna, ha penetrado en el secreto de la materia y ha descubierto inmensas energías. Sí, poseemos unos conocimientos asombrosos. Pero nos falta el único conocimiento auténticamente necesario para la supervivencia de la raza humana: cómo transformar la violencia y el odio en ternura y perdón; cómo poner fin a la escalada de agresividad contra el débil; cómo ser capaces de ver las diferencias como un valor, en lugar de verlas como una amenaza; cómo hacer que las personas dejen de envidiar a los que más tienen, e incitar a éstos a compartir con quienes tienen menos. El verdadero problema de hoy es el desarme; no sólo en el nivel internacional, sino también en el nivel de nuestra agresividad personal. ¿Pueden los hombres y las mujeres derribar las barreras de los prejuicios y el miedo que separan a los grupos y las razas y crear un solo pueblo? ¿Estamos condenados a la guerra o es posible la paz?

                                                                                "Escritos Esenciales de Jean Vanier", P 67

La bomba sobre Hiroshima

Recuerdo lo que sucedió el 6 de agosto de 1945. Me encontraba en la Marina y aún me acuerdo de las imágenes del increíble hongo que se elevó sobre Hiroshima y, tres días después, sobre Nagasaki. En aquel momento tomamos clara conciencia de la capacidad de la humanidad para autodestruirse. No hace mucho tiempo viajé a Japón y aproveché la oportunidad para visitar el Memorial de la Paz de Hiroshima, que en realidad es un monumento conmemorativo de la guerra. Vi las imágenes de la devastación causada por una bomba que mató a más de cien mil personas. Pienso que la humanidad es hoy consciente de que con treinta mil misiles y cabezas nucleares podemos destruir toda la vida sobre la tierra. 
Por eso, pienso que la lección fundamental que se debe dar a los seres humanos es cómo llegar a ser hombres y mujeres de paz, de forma que puedan convertirse en hombres y mujeres de esperanza. 

 

"Escritos Esenciales de Jean Vanier", p 63

¿Qué es conflicto?

Hoy el conflicto es muy peligroso para nuestro espíritu. Cuando uso la palabra "conflicto",  no estoy hablando sólo sobre guerra o armamentos. Estoy refiriéndome a formas más sutiles de conflicto, como cuando una persona discapacitada no es escuchada o cuando es internada en una institución y, una vez allí, no se le ayuda a desarrollarse. También esto es conflicto, es aplastar a las personas. En todas partes hay personas oprimidas. Lo vemos en Cisjordania, en Sudáfrica, en Norteamérica, en Sudamérica y en China, y en personas concretas que han sido rechazadas y son subyugadas, de modo que no se permite que su vida se desarrolle.

 "Escritos Esenciales de Jean Vanier" P 63

 

Creer que cada persona es importante

El principio fundamental de la paz es la creencia en que toda persona es importante. Aunque no puedas hablar, aunque no puedas caminar, aunque hayas sido abandonado, tienes un don que dar al otro. ¿Crees que eres importante? ¿Crees -creemos todos- que podemos hacer algo para que este mundo sea un lugar mejor? ¿Por qué  crece cada vez más el abismo entre ricos y pobres, entre quienes tienen poder y quienes no lo tienen? Sólo podrá haber paz si tomamos conciencia del origen de este abismo creciente. 

                                                                                              "Escritos esenciales de Jean Vanier", P 62.

La risa

La risa es un alimento importante. Es terapéutico y alimenticio que la comunidad estalle de risa hasta llorar. No se trata de reírse "de" sino de reir "con".
 
Jean Vanier, La Comunidad, p 187

Nos necesitamos unos a otros

En el Arca vivimos junto a personas con una discapacidad mental y "asistentes", personas que quieren compartir su vida y ser sus amigos. Vivimos en pequeñas casas integradas en pueblos o en un barrio de una ciudad. Las personas débiles necesitan evidentemente a  personas más fuertes que estén con ellas. Pero en El Arca hemos descubierto con la misma evidencia que lo contrario también es verdad: las personas más fuertes necesitan a las más débiles. Nos necesitamos unos a otros.
 

"Escritos Esenciales de Jean Vanier", p 108

 

Lo bello que hay en nosotros

Las personas débiles y vulnerables pueden hacer resurgir lo más bello y luminoso que hay en las personas más fuertes; les invitan entonces a abrir su corazón y su inteligencia a la compasión, a amar inteligentemente y no sólo de una forma sentimental. Los más débiles invitan a los que están más dotados a descubrir su humanidad, a abandonar el mundo competitivo, para poner sus energías al servicio del amor, de la justicia y de la paz; a asumir mejor sus propias debilidades y sus fragilidades, que intentan ocultar a menudo detrás de máscaras. 

 "Escritos Esenciales de Jean Vanier" P 108

 

 

Mi amistad con Loic

Hace algunos años acogimos a Loic en un hogar de nuestra comunidad de Trosly-Breuil (Francia). En la actualidad Loic tiene unos cuarenta años, pero su aspecto es el de un niño de cinco años. Es pequeño y débil: no habla, su capacidad de comprensión es muy limitada. Pero Loic tiene un corazón sensible y lleno de amor; detecta enseguida si el corazón de la persona que está junto a él está abierto, atento y con amor. Yo he vivido durante un año en el hogar La Forestiêre con Loic: en estos momentos me siento muy unido a él por el corazón. Él me llamó a la escucha y a la ternura; abrió mi corazón y la inteligencia de mi corazón. Aunque todavía tuviera tensiones en mi interior, él derribó mis mecanismos de defensa, mi deseo de éxito y mi necesidad de tener siempre razón en las discusiones. 

                                                                                             "Escritos esenciales de Jean Vanier", P 109.

El corazón

El corazón, el corazón metafísico, raíz y base de toda relación, es lo más profundo que hay en nosotros. Es mi corazón el que se une a otro corazón, el que me llama a salir de un grupo cerrado y fijo, fuente de marginación, para conducirme al encuentro con los demás, para amarles tal y como son, con sus diferencias. 
(...) Cuando hablo del corazón, no me refiero a emociones vagas, sino al fondo de nuestro ser, a ese lugar íntimo donde siempre podemos ser más verdaderos y más capaces de amar, más fieles y llenos de vida. Nuestros corazones pueden llegar a ser de piedra o convertirse en corazones de carne. Tenemos que encontrar lo que los alimenta y da fuerzas, con el fin de poder ser más sensibles con los demás, con sus necesidades, su grito, su sufrimiento, su ternura y sus dones. 

                                                                                "Escritos Esenciales de Jean Vanier", P 137

Pertenecer

Todos necesitamos pertenecer a algo; necesitamos amigos. Pertenecer es parte del ser humano. Para tomar la decisión consciente de ser parte de un grupo de personas con una visión de verdad, justicia y amor, un grupo que lucha para que la diferencia entre ricos y pobres sea más corta, necesitas estar con otros a tu lado.
Para trabajar por la paz, trabajar por una sociedad más justa, necesitamos trabajar con otras personas.
Existe una pertenencia que no nos encierra;  sino una pertenencia que me libera para hacer lo que está en lo más profundo de mí.


Jean Vanier, Conversación inédita con estudiantes, Junio 2007