El camino hacia la curación interior y la paz consiste en conocerse y en penetrar paulatinamente en esas tinieblas sin hundirse; en aprender a vivir las angustias sin caer en la depresión o en el desprecio de sí, sin dejarse invadir por sentimientos de culpabilidad, de muerte y de tristeza. Se trata también de continuar teniendo gestos que den vida a los demás, de trabajar por la justicia sabiendo que nuestras motivaciones siempre serán ambigûas. Se trata de reconocer esa ambigûedad, pues somos humanos. Encontrar la unidad interior es reconocer esas fuerzas inconscientes, descubriendo que la vida no está en el éxito exterior de los proyectos, en el reconocimiento de los demás o en la posesión de cosas y personas que llenen el vacío interior; es reconocer que la huida en las distracciones, la negación de la realidad, la necesidad de olvidar no pueden darnos vida. Sólo se puede encontrar la unidad con el deseo de vivir en la verdad: de afrontar la realidad de uno mismo y de nuestro exterior con confianza y humildad.
Jean Vanier, Cada persona es una historia sagrada, P 199
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