Las personas con una deficiencia se desaniman con mucha frecuencia. Durante demasiado tiempo, han sido causa de decepción, considerados por su entorno como "fallos de la naturaleza", sin valor. Estas actitudes despreciativas les han llevado a perder confianza en sí mismos, a considerarse como faltos de belleza y utilidad, a veces incluso a sentirse culpables de existir. Para poder ayudarles, igual que para apoyar a toda persona desanimada, hay que tener confianza en sus posibilidades de crecimiento, estar atentos a su mirada, y amarles.
Jean Vanier , Amar hasta el extremo, p 82
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