Simplemente una persona

Cuando Jesús se quita las vestiduras para lavar los pies a sus amigos, se sitúa más allá de una función y de cualquier nivel social (…). Quiere manifestarse a sus discípulos como una persona y solamente como una persona. Antes de ser el Maestro y el Señor, es un corazón que quiere encontrarse con corazones, un amigo que quiere encontrarse con amigos, una persona amante que desea vivir en el corazón de sus amigos.
En este ámbito del corazón, todos los hombres y mujeres son semejantes. No existe una jerarquía visible. Las personas con o sin deficiencia visible, pobres o ricos, jóvenes o mayores, negros o blancos, enfermos de sida o sanos; todos son iguales, todos poseen la misma dignidad; todos son personas cuya historia es sagrada. Cada una es importante, es única. 
Jean Vanier, Amar hasta el extremo, P 93.

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