El secreto del corazón de cada uno


La única jerarquía que prevalece es la del amor y ésta está oculta (¿es una jerarquía entonces?). Es el secreto del corazón de cada uno. El hombre encarcelado puede ser más amoroso que el guardián o el juez; la persona con una deficiencia más que su educador; el inmigrante más que el ministro del interior. Al final de nuestra vida seremos juzgados según nuestro corazón, no nuestros vestidos o por las máscaras impuestas por la sociedad, ni según nuestros miedos; seremos juzgados por lo que somos y no por nuestras funciones. Jesús recuerda con fuerza que lo que es importante no es el vestido sino el corazón.

 
                                                                                              Jean Vanier, Amar hasta el extremo, P 94

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