Descubriendo la belleza y la luz ocultas en el débil, el fuerte comienza a descubrir la belleza y la luz en su propia debilidad. Más aún, descubre la debilidad como el lugar privilegiado del amor y la comunión, el lugar privilegiado donde reside Dios. Descubre el Dios oculto en la pequeñez.
Jean Vanier, Cada persona es una historia sagrada, P 212
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