Nosotros estamos acostumbrados a que el débil necesita del fuerte. Está claro. Es evidente. Pero la unidad interior, la curación interior, se realiza cuando el fuerte descubre que necesita al débil. El débil despierta y revela su corazón; despierta las energías de ternura y de compasión, de bondad y de comunión. Despierta la fuente.
Jean Vanier, Cada persona es una historia sagrada, P 211
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