Todo ser humano aspira a prolongarse más allá de la muerte. Necesita saber que, después de muerto, no dejará simplemente más que una cama vacía en un hospital o en un asilo, sino que continuará viviendo en alguna parte y que su memoria, su vida y su espíritu se perpetuarán. Así, seguirá viviendo a través de aquellos a quienes habrá dado la vida y cuyos corazones habrá despertado, abriéndoles a un amor mayor, comunicándoles el misterio de Dios.
La inquietud del más allá
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