Recuerdo una reunión de trabajo del Arca a propósito de un hombre que había sido rechazado por su familia como consecuencia de ciertas alteraciones en su comportamiento; el Doctor Franko, psiquiatra de nuestra comunidad por aquel entonces, decía de él: “Se siente culpable de existir”. Esto me iluminó. Tantos hombres y mujeres acogidos en nuestras comunidades han sido considerados difíciles e insoportables por sus familias (y muchas veces lo eran). Se les ha tratado como idiotas, débiles inadaptados, minusválidos: sólo con términos negativos. No es extraño que se sientan culpables, responsables de las lágrimas y angustias de sus padres. No es extraño que se sientan apartados del universo, pues sufrirían demasiado (…). Necesitan dar el paso de una imagen negativa de sí mismos a una positiva.
Jean Vanier, Hombre y mujer los creó, P 29.
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