En el Evangelio de Lucas hay un texto muy conmovedor. Jesús dice que cuando des una comida, no invites a los miembros de tu familia, tus amigos o tus vecinos ricos. Cuando des una comida realmente buena, un banquete, invita a los pobres, a los discapacitados y los ciegos y serás bendecido (Lucas 14). En lenguaje bíblico dar una comida, o estar en un banquete, es convertirse en amigo. Es entrar en una relación de pacto. Entonces, Jesús nos está pidiendo que salgamos de atrás de los muros de nuestro grupo y abramos nuestros corazones a aquellos que han sido marginados por su pobreza, por sus discapacidades, y nos convirtamos en sus amigos. En el corazón de Cristo hay un anhelo de reunir a la gente como amigos. Hacer ese movimiento desde la generosidad a la comunión de corazones implicará una nueva forma de vida. Implicará una transformación, porque habremos perdido poder.
Jean Vanier, Al encuentro del otro, Cap.1
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