Existe una profunda relación entre un corazón angustiado, dañado, despreciado y lleno de violencia, y una sexualidad perturbada. Desde el inicio, fue una prioridad que los hogares del Arca fueran un espacio humano en el que los corazones heridos pudieran encontrar la paz... lugares de vida, de ternura y de amistad, en una casa para ellos. De esta forma, la violencia fue disminuyendo, y con ella desaparecieron ciertas manifestaciones de sexualidad incontrolada (...).
Cuando reinó cierta paz y un nuevo dinamismo, pudimos dedicar nuestra energía a escuchar las necesidades de cada uno y a la construcción, con él y para él, de un proyecto – lo que suponía que se le diera mayor libertad a cada uno-. El Arca se convirtió en un lugar más personalizado; cada hogar era, cada vez más, una familia.
Jean Vanier, Hombre y mujer los creó, P 11
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