El conocimiento afectivo

La persona con una discapacidad mental no puede conocer a Dios de una manera intelectual o a través de conceptos abstractos. Pero puede captar que es amada.

Un niño que se siente amado está tranquilo; si siente que no es querido, sufre. Su conocimiento no es abstracto, sino afectivo: pasa por el corazón, el cuerpo y los sentidos. ¿No ocurre lo mismo, salvando las distancias, en una persona con una deficiencia mental, sobre todo cuando la deficiencia es profunda?

A veces los intelectuales encuentran dificultades en comprender este conocimiento afectivo, que es considerado por ellos como emotivo, de escaso valor. Olvidan que este tipo de conocimiento es el más antiguo, el más fundamental en cada uno de nosotros; es el que ha forjado los fundamentos de nuestra psicología, cuando nos hemos sentido amados o rechazados por nuestros padres. Es el que se activa cuando nos enamoramos. Es el que da la alegría de ser amado, la fuerza de amar.

 

Jean Vanier, Amar hasta el extremo, p 34 

 

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