Nuestras comunidades quieren ser testigos, en el seno de la sociedad y de la Iglesia, del amor de Dios que ve en lo profundo de los corazones y que acoge nuestra debilidad. El Arca no es ante todo una solución a un problema social; es el signo de que los seres humanos no están avocados a la guerra y a la lucha en las que los fuertes aplastan siempre a los más débiles.
El amor es posible. Cada persona es valiosa y sagrada.
Jean Vanier - Amar hasta el extremo, P 8
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