Me conmueve profundamente el hecho de ser testigo de cómo avanzan hacia la totalidad y la santidad las personas con discapacidad con quienes vivo. Algunos de nosotros hemos convivido durante veinte o más años. Hay hombres y mujeres muy maduros. Cuando vienen jóvenes para ayudar en El Arca, descubrimos que son mucho menos maduros. Observamos una disrecrepancia en la madurez entre quienes tienen una discapacidad y quienes han venido para ayudar. Muchos de los jóvenes que vienen actualmente a El Arca no saben cómo elegir o tienen demasiadas opciones; con frecuencia no están seguros del sentido de su vida; están profundamente rotos.
Jean Vanier, Escritos esenciales P 130
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