Una vez pasé una tarde con unos Franciscanos que compartían apartamento en un barrio negro de Chicago. Me gustó mucho conocer al superior, quien demandaba verdadera diciplina en los novicios. Debían dormir un determinado número de horas por noche y comer bien. "Si no cuidamos nuestros cuerpos, si no encontramos un ritmo de vida que podamos sostener en los años que vendrán -decía- no vale la pena que estemos aquí. Nuestro trabajo es quedarnos. Es muy fácil venir y vivir entre los pobres como una experiencia, explotarlos para nuestros propios fines espirituales y luego irnos. Lo que nosotros debemos hacer es quedarnos".
Jean Vanier
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