Nosotros, los seres humanos estamos hechos de contradicciones. Una parte de nosotros se siente atraída por la luz y por Dios, y quiere cuidar de nuestros hermanos y hermanas. Otra parte de nosotros quiere la frivolidad, las posesiones, la dominación o el éxito, quiere estar rodeado de amigos que nos aprueben, que nos alejen de la tristeza, la depresión o la agresión. Estamos tan profundamente divididos, que reflejamos igualmente un entorno que tiende hacia la luz y la preocupación por los demás, y uno que desprecia los valores y alienta a los deseos de poder y de placer. Mientras nuestra motivación más profunda no sea clara para nosotros, y mientras no elijamos la gente y el lugar para nuestro crecimiento en su esplendor, permaneceremos débiles e inconsistentes, tan variables como una veleta.
Jean Vanier
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