Me gusta releer la Carta de Santiago escrita a la comunidad cristiana algunos años después de la muerte de Jesús. En ella menciona que se respetaba a los poderosos y ricos y se les daban los primeros lugares mientras que se despreciaba a los pobres y se les apartaba. “Amados hermanos míos, oíd: ¿no ha escogido Dios a los pobres en el mundo para ser ricos en la fe y herederos de aquel reino que prometió a los que lo aman?, ¿y vosotros humilláis al pobre?” (Santiago 2:5)
La Navidad nos recuerda el verdadero lugar de los más débiles.
Carta de Jean Vanier, Noviembre 2005
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